El
respeto al paciente es una de las bases del gobierno clínico, de la
gestión clínica, es decir de la actuación cotidiana de tantos y tantos
profesionales.
Sin
embargo este respeto debe impregnar todos los eslabones de la cadena,
no solo hay que tenerla en cuenta en el momento de la consulta, es
preciso también en el momento de la planificación y el diseño de las
pautas de comportamiento en un proceso de mejora continua como es el de
la elaboración de las guías de practica clínica, y desde luego lo es
también en el momento de la organización de los servicios.
Ya basta de hacer recaer el peso de la sanidad y sus resultados sobre las espaldas de los clínicos, o dicho de otra manera, que cada palo aguante su vela y realidades como la que describe un diario, sobre demoras impresentables, no son de recibo, no denotan ni respeto al usuario ni respeto al profesional
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